Valores contenidos en las Artes Plásticas
Plástico,
desde la perspectiva de la tradición, significa algo moldeable, algo producto
de la mezcla entre un polvo y un aglutinante, como la pintura, compuesta por
pigmento (polvo) y aceite (aglutinante) o, como la escultura o la arquitectura
que utilizan agua y tierra, cemento o yeso. Tradicionalmente se han designado a
estas tres artes como plásticas, por los medios que utiliza cada una de ellas.
En la actualidad se han incluido otras modalidades integrándolas dentro de lo
que se denomina artes visuales.
Las
exigencias de las artes plásticas propiamente tal, se diferencian de otras
manifestaciones en las que se utilizan medios distintos de los meramente
plásticos, por eso vamos a concentrarnos en el estudio de los valores
propiamente plásticos de acuerdo a la tradición.
Las
artes plásticas contienen ciertos atributos de valor que es importante descubrir
y conocer para poder evaluar cada una de
ellas en su justa medida. Lo normal frente a la evaluación de una propuesta
plástica es llegar a la conclusión de que agrada o desagrada, pero el juicio
del “me gusta o no me gusta” debe responder a alguna razón por todos compartida,
de lo contrario, queda cualquier obra al arbitrio de cualquier evaluación.
Si
observamos colecciones de los profesionales podemos advertir en ellas cierto
parecido, a lo que se le suele denominar “gusto”. Claro que podemos discutir
entre la determinación del buen gusto y del mal gusto. Pero lo que no se puede
negar es que uno es mayoritariamente aceptado siempre, y el otro es solo bueno
durante un tiempo para un grupo, o para uno. Lo que no quiere decir que el buen
o mal gusto sean determinados exclusivamente por la mayoría, no. El buen gusto corresponde
siempre con las máximas necesidades válidas y el mal gusto se margina de ellas.
Obviamente las máximas necesidades validas en importancia atañen a la
globalidad, pero en ocasiones la globalidad es la más alejada de las máximas
necesidades validas.
Este
criterio en el coleccionar supremacías, en ocasiones responde a ciertas razones
de formación particular y en otras es
fruto del sexto sentido, o de la intuición de quien adquiere las obras.
El
coleccionista evalúa y discierne de entre los dominios tradicionales del oficio
plástico y elige las constantes aceptadas por las preferencias del mercado.
Mercado que no siempre está ligado a los valores del oficio.
La
libertad irrestricta en preferencias y orientaciones ha gestado un medio
totalmente marginado de la autenticidad, incluso se niega que lo justo exista,
o que debamos cumplir con algún orden, a pesar de que la ciencia nos demuestra
y certifica todo lo contrario una y otra vez.
Los
griegos buscaron el canon de perfección, las medidas exactas, las proporciones
adecuadas. Los romanos esperaban en la república el modelo ideal del
ordenamiento público. La revolución francesa abogó por el derecho a las
libertades que permitieran ser a las personas, en igualdad y confraternidad.
La
filosofía y la ciencia de los últimos
tres siglos se orientó hacia el encuentro de las máximas razones válidas
siempre y para todos. ¿Cómo entonces negar esta constante necesidad por lo
absoluto diciendo que no existe solución que satisfaga dicha necesidad? Si no
existe necesidad que no tenga solución. Lo considerado necesario es porque se
necesita, y si se necesita está ahí para descubrirlo y aplicarlo. Claro que
debemos distinguir entre necesidad y sueño.
Se
necesita aquello que se ajusta al existir y bajo esta perspectiva, lo primero
para existir es la función. El ser humano está capacitado con los argumentos
necesarios para descubrir cual es su autentica y verdadera función, ese es su
primer deber si es que quiere disfrutar del beneficio de su cumplimiento.
El arte
es uno de los mejores medios, sino el mejor, para desarrollar la creatividad y
la apreciación, que son los instrumentos necesarios en la concentración exigida
para descubrir su verdadera finalidad.
Los
coleccionistas de arte saben que se encuentran frente a obras realizadas por
manos y conciencias especiales, por eso las adquieren.
Lo que
motiva al experto son aspectos propios del oficio que todo profesional debe
saber y depurar hasta lo máximo, porque la maduración de los oficios es
precisamente lo que certifica la calidad de los artistas.
Al
proponer una obra, el autor selecciona de entre las alternativas a su alcance y
decide optar por la que considera valida, justa o adecuada. La estimación debe
estar fundamentada en algún parámetro rector comparativo que le justifique las
razones de su decisión. Si el autor desconoce las razones que validan cierto
tema a proponer, tomará cualquier decisión. Pero si el autor es maduro en el
entendimiento de los significados e importancia de ciertos temas, seguramente
va a tomar una decisión más útil y gratificante.
Esa
opción es libre, pero la repercusión del trabajo no lo es. El efecto que
contiene más interés, más contenido emocional y más habilidades, siempre va a
superar en estímulos al objeto que contiene menos elementos de interés, menos
contenido emocional, o menos utilidad.
En el
medio se puede hacer lo que se quiere, dentro de los límites de la legalidad,
pero no se puede pretender la exigencia del aprecio por aquellos objetos sin un
mínimo nivel de excelencia y supremacía, porque en ese caso estaríamos
exigiendo la igualdad entre lo vulgar y lo excelente. No se debe insistir en la
discriminación de las personas porque se rechacen sus postulados. Y no se debe
permitir el descalificar o devaluar a los de arriba, cuando están en esa
posición por los beneficios de sus méritos.
La
corrupción existe y con ella la indignación, pero también existe en paralelo el
esfuerzo trabajador del emprendedor que con prudencia, firmeza, y templanza
logra la cima de sus conquistas, y a ese no se le puede, ni debe tratar de
igual manera que al delincuente, porque de tratarlo de igual modo estaríamos
cometiendo un acto injusto, el delito de mentir ante la justicia. Y
mentir
es en sí un acto de corrupción.
Recordemos
que apreciar es dar o recibir valor. Eso es diferente a dar o recibir acusaciones
o reclamos. El valor permanece, el reclamo se desvanece. Vamos a explicar a
continuación cuales son los valores contenidos en las artes plásticas.
a-Valor temático
Para
que el tema adquiera valor es necesario equilibrar en la proposición los
contenidos universales y personales para que se manifiesten en su justa medida.
Proposición y consecución han de compartir la excelencia en lo importante y
necesario.
Toda
proposición contiene en su planteamiento un valor temático. Cuando se menciona
esta palabra “tema” se nos viene a la memoria el cuento de una historia, el
contenido lectivo de lo que se comunica.
Esto en
ocasiones es necesario y en otras no. Tanto el motivo, como el tema o el plan
son necesidades propositivas que podemos encerrar en el concepto “tema.”
Entendemos por tema la necesidad creativa, el motivo que nos impulsa a hacer, ya sea el
de contar algo o el de realizarlo simplemente por el degustar de lo que se
hace. Ambos casos responden a una exigencia productiva y esa necesidad ya es un
tema en sí.
En ese –producir- existen contenidos aspectos de valor
que es necesario descubrir y conocer.
Puesto
que todo acto contiene intencionalidad, significación y poder, todo acto creado
denota y revela la responsabilidad del
estar hecho (ser un acto), el testimonio que justifica su razón de ser (ser un
significado) y el valor de satisfacer (ser una intención) a la necesidad
originaria que lo propuso.
El
acto, por lo tanto, vale en si mismo para algo que satisface en algún momento a
alguien, al mismo tiempo que manifiesta que fue en si mismo consecuencia del
valor esperado por la intencionalidad de quien lo originó.
El
producto puede satisfacer al autor, o puede satisfacer a los espectadores.
Cuando se pretende satisfacer en exclusiva al autor, éste debe asumirlo, así
como cuando se pretende satisfacer al observador. La apreciación de uno es
distinta a la apreciación de varios. Pero ninguna de las dos es comparable con
la satisfacción del máximo, y en especial con la satisfacción del Todo.
En la
concepción del tema, el autor debe considerar aspectos personales así como
también aspectos universales. Los aspectos de valor personal deben ajustarse a
los aspectos de valor universal. Lo válido para uno ha de ser también válido
siempre y para todos. El cumplimiento de la máxima necesidad valida siempre y
para Todo, conecta al uno con el Todo y al Todo con uno, de ese modo se hace
justa la proposición.
Existen
proposiciones trascendentes que por ser siempre y por todos preferidas,
permanecen en la búsqueda de los humanos, por ejemplo: la familia, la educación,
el crecimiento, la reproducción, el dominio sobre las habilidades, la piedad de
una madre, la lealtad del hijo o la muerte.
Todos
nacemos crecemos y actuamos, pero hacemos cosas distintas porque somos únicos. Únicos
en la diversidad e iguales en la
funcionamiento.
Estas
pretensiones de la especie son esperadas por cada humano y por ser recíprocas
son identificables y reconocibles. Reconocemos los nacimientos cuando hemos
sido padres, y frente a una representación del mismo se acumulan todos los
sentimientos de nuestro paternazgo, lo que transforma a la imagen del
nacimiento en un objeto conmovedor. Lo mismo ocurre con la imagen de la
esperanza en la seguridad de la mujer o con la pretensión del riesgo en la
conquista del hombre.
Pero no
solo estas imágenes contienen aspectos conmovedores, también podemos
emocionarnos con colores que despiertan
recuerdos de infancia o que asociamos con algún aspecto de nuestra
naturaleza, o que simplemente esperamos por disfrutar de sus procedimientos,
texturas, o sorpresas que demuestren un atractivo.
La
unicidad es un aspecto complementario de la universalidad.
Todos
comemos, pero tenemos gustos distintos, todos nos comunicamos pero
intercambiamos contenidos diferentes, todos esperamos un ideal, pero cada uno
asume el ideal que más le acomoda. Somos iguales en capacidades y diferentes en
su desarrollo, iguales en habilidades y diferentes en su desempeño, iguales en
deberes y distintos en su cumplimiento.
El
valor temático se desprende de esta reciprocidad entre el contenido emocional
significativo similar del objeto y la sensibilidad, conocimiento o motivación
del que lo aprecia, estableciéndose concordia entre ambos. La exigencia del
valor es siempre la misma, conseguir lo máximo valido para todos es decir,
lograr la experiencia de lo pleno, lo justo, y lo completo en cada obra de
arte, ese es el ideal absoluto del valor. Pero no todos estamos en la misma
reciprocidad. Desgraciadamente son muy pocos los que aceptan compartir el ideal
del valor y muchos los que lo ignoran, lo que nos lleva incluso a poner en duda
la garantía de lo ordenado.
Idealmente,
en el arte se debería representar un tema de características universales pero
que denote la particularidad del autor que lo plantea. Aquellos temas
trascendentes o constantes van a despertar el apetito de la mayoría por
descubrirlos, entenderlos y apreciarlos en su más profunda dimensión.
El
artista que prioriza la realización de comunicados trascendentes en los que
deja plasmada su particularidad, adquiere la respuesta mayoritaria que le
posibilita el entendimiento de las constantes en ese determinado tema, lo que
ayuda a madurar en el sentido de lo auténtico.
A la
hora de evaluar una temática, el observador debe comparar la profundidad del
contenido, la justificación del mismo y el nivel de maduración en la proposición
temática. Por ejemplo, el beso es un instrumento vincular que a los
occidentales les producen una serie de asociaciones o imágenes distintas a lo que les produce a los
orientales, y también es sabido que produce distintos estados emocionales en el
adolescente que en el anciano.
Esto
imprime en la composición del tema la provocación de una recepción
distinta si se utiliza la imagen del
beso entre dos adolescentes que si se utilizan a dos infantes, o dos ancianos.
Esta
proposición es emblemática, pero el significado es de distinto rango en uno u
otro caso. Frente al tema, el más dotado en experiencia quizá piense que el
beso adolescente tiene más poder de despertar el interés emocional entre
jóvenes y no tan jóvenes que el beso entre dos niños de siete años, esa
evaluación ha de determinarla el autor de la obra haciendo uso de su
discernimiento y recursos de experiencia.
El
valor temático espera reciprocidad emocional al máximo. El espectador cuando
asiste a una exposición de arte espera encantarse, hechizarse y asombrarse. En
ningún caso volvería a la exposición de algo desagradable, que no se justifica
y que lo puede ver en cualquier parte.
La
elección del tema exige cultura, sabiduría y recursos en la experiencia de
vida. Por eso dicen que el mejor arte sale no de entre las cañas, sino de entre
las canas.
b-Valor compositivo
Para
que una composición despierte el interés y
adquiera valor, es necesario que entre la composición de la idea y la
presentación de la imagen se establezcan armonías ordenadas en su justa medida.
Una buena composición reúne aspectos de significación en su propuesta y
aspectos de orden en su estructura o imagen. Orden y ajustes que signifiquen lo
que un buen concepto pueda transmitir.
Al
componer una proposición se utilizan aspectos de interés mental y espacios físicos
en donde ubicar las proporciones de la imagen. Incluso en composiciones de
manchas o texturas, se reparten éstas de manera equitativa, en algunos casos,
mediante relaciones de simetría y en otros casos, mediante la repartición
ecuánime de texturas, trazos o colores. En cualquier caso, se pretende ordenar
imágenes en un espacio para que se sienta el acomodo de las mismas.
Tradicionalmente
se han utilizado reglas como la composición áurea para compensar aspectos de
interés, pero esta labor tendría poco sentido si la imagen no ha sido previamente
lo suficientemente bien evaluada; por lo tanto, en la composición intervienen
aspectos de valor en tiempo; el necesario para concebir una imagen meritoria, y
en espacio, para ordenar las imágenes, tonos y colores.
Una
mirada a la composición debería considerar si el autor ha pensado bien la
imagen y si la ha ofrecido con el protagonismo que merece y en el lugar donde
mejor se acomoda.
c-Valor gráfico
Para
que la proposición adquiera un valor gráfico, es preciso equiparar los aspectos
de precisión y destreza en la representación gráfica de las formas.
Cualquier
representación plástica contiene aspectos gráficos, ya provengan estos de
pinceladas, trazos o líneas construidas, o producidas por la unión de
superficies. Al dibujar se manifiestan dos aspectos a considerar: por un lado
el de la precisión y por otro, el de la destreza con la cual se precisa. Los
renacentistas intuían apreciable esta dualidad
y practicaron con éxito su dupla. Velázquez, Rubens, Frans Hals son
algunos expertos en ser precisos al mismo tiempo que diestros en su gráfica.
d-Valor tonal
El
valor tonal exige de la armónica relación entre las dualidades de los
contrastes duros con los contrastes blandos, de los claros con los oscuros. La
precisión de la forma en la pintura ha de estar supeditada a la construcción
del volumen de la misma, si es que se pretende representar la tridimensionalidad
de un cuerpo. Por supuesto que se pueden mostrar superficies planas, pero en
ese caso perdería la obra la posibilidad de adquirir un valor tonal.
El arte
es una manifestación libre y voluntaria en su presentación, pero en su
apreciación existen ciertas reglas que no solo por hacer uso de libertad se
establecen. Apreciar es dar o recibir el valor de lo creado y si lo creado con
libertad carece de los valores que el apreciador espera, este no lo va
apreciar.
Entre
los valores tonales podemos distinguir la justa medida entre los altos y bajos
contrastes, entre los claros y los oscuros, entre las diferencias e igualdades
tonales. Recordemos que cuando hablamos de tono, nos estamos refiriendo al
grado de claro oscuro que contiene un color, no nos referimos al color en sí,
sino a la intensidad de luz que de este se desprende.
Una
obra va a despertar más interés tonal, cuanto más diferencias existan en
perfecta armonía con los efectos de la luz, o cuando mejor haya ajustado el
autor las diferencias tonales dentro de un rango.
Cuanto
más estrecho es el rango entre las variables tonales, más difícil es enriquecer
con tonos su realización y por lo tanto, mayor es el atractivo para quienes lo
aprecian. Esto es similar a la realización de las medallas o monedas, cuanto
más bajo es su relieve, existen mayores dificultades en la realización de sus
volúmenes y su consecución resulta ser más apreciada.
e-Valor cromático
De la
armónica interrelación entre los colores de tendencia cálida y fría se
desprende el interés cromático por la obra.
Una
proposición pictórica debe mostrar la armónica relación entre sus diferencias
cromáticas, siendo éstas lo más ajustadas a la necesidad del espectador. Por
naturaleza se tiende a concordar con los estados medios en la intensidad de los
colores. Los colores extremos en intensidad despiertan la sorpresa del que los
observa, pero con el tiempo esa sorpresa se trasforma en cansancio. Por esta
razón, los artistas buscan el acomodo entre las intensidades de color. El
elemento sorpresa es importante para captar la atención en primera instancia,
pero la tensión de una sorpresa sostenida en el tiempo agota. Un cuadro
adquiere valor cromático cuando el elemento sorpresa del color está supeditado
al acomodo general de lo que le circunda.
f-Valor por oficio
Oficio
es el dominio de una técnica y técnica es un hábito repetido. Sobre este
entendimiento podemos imaginar que en el oficio existen aspectos de depuración y aspectos de inmediatez que deben
acomodarse en una justa mesura. Existen los experimentados profesionales y los
autodidactas experimentales, similares en el texto pero profunda y radicalmente
diferentes.
La obra
experimental no contiene los tecnicismos del experimentado oficio y la
depuración del oficio carece de lo fortuito experimental. Ni lo demasiado
crudo, ni lo demasiado técnico satisfacen el interés constante. Generalmente el
intercambio de porciones depuradas con porciones inmediatas resulta ser más
interesante y atractivo en una obra de arte.
Oficio
implica dominio y bajo esa premisa es bueno que la obra manifieste ese dominio
sobre lo esencial así como también sobre lo casual.
g-Valor comunicativo
La
comunicación adquiere valor al contener en equilibrio la claridad de lo
objetivo con el ensueño de lo subjetivo.
El
objeto creado ha de significar, emocionar y motivar la atención del espectador
a disfrutarlo, pero si el último no reconoce por completo la proposición, su atención
se reducirá al gozo de las fracciones, ya sean formas, colores o texturas. Un
fragmento en la emisión no garantiza la comprensión de la totalidad y sin
reconocimiento total no se establece comunicación.
En la
comunicación se constituye un intercambio objetivo-subjetivo. En ocasiones la objetividad es tan extrema que
no deja lugar a la subjetividad y se deja al observador a la espera de algo más
que lo meramente informativo. En otras ocasiones se es tan subjetivo que el
espectador no entiende la realidad del mensaje. El dialogo ha de llegar, pero
también debe recibirse.
Para
que una obra adquiera valor en el diálogo que establece con el apreciador, esta
debe contener aspectos objetivos y aspectos subjetivos en su justa medida.
h-Valor por su originalidad
En este
espacio es necesario advertir de las diferencias entre el significado de lo
original versus lo novedoso, porque en ocasiones se tiende a confundir. Lo
novedoso es algo nuevo y lo original es aquello que pertenece a un origen y por
lo mismo se identifica referente al mismo. Por ejemplo, los cuadros de Francis
Bacon se reconocen porque reúnen las características típicas de su quehacer.
Por supuesto que en su momento fueron novedosos, pero ahora ya no lo son y
siguen siendo reconocidos como originales de Bacon.
El
autor debe ser reconocido por las características que lo distinguen, no porque
cada cuadro sea distinto al anterior. Dentro de esta particularidad existe un
aspecto de refinamiento y otro de experimentación o descuido, lo atractivo de
estas dos maneras de mostrarse es que ambas se ajusten en la paridad. Si la
obra es demasiado refinada, o si es demasiado ingenua o descuidada puede
desinteresar al espectador.
El ser
humano es el mejor reflejo de originalidad, no hay nada en él que se repita y
nada en él que le sea ajeno. Cada porción se reconoce suya en la individualidad
de su diferenciación. Así debe ser el artista distinto por ser único pero
reconocido por su calidad artística.
i-Valor emocional
Emoción
es la capacidad sensible que nos permite captar y retribuir. Para que una obra
adquiera valor emocional ha de ser capaz de captar al espectador, pero también
ha de retribuirle con elementos de interés que lo atraigan, sobrecojan o
satisfagan, de esta armónica dualidad se desprende el valor emocional del
contenido.
Una
proposición artística debe inspirar al espectador, y asombrarlo para
cautivarlo. Ese interés en ocasiones surge por el establecimiento de la
correlatividad vincular emocional entre la obra y quien la observa. El
despertar emocional puede basarse en simples sensaciones provenientes de la
forma, del color, o de la mera presentación del objeto a observar (el marco, el
ambiente y circunstancias en el que se muestra la obra).
Generalmente
no se identifica aquello que establece esa correlatividad vincular. Se sabe que
complace, pero no se suele saber el porqué, ya que cuando se descubre adquiere
una razón que lo transforma en intelectual y deja así de ser un valor meramente
sensible. Lo importante es que el objeto contenga ese elemento seductor que nos
invite a admirarlo.
j-Valor intelectual
De
igual manera que nos despierta el ánimo, la obra puede también despertar
nuestro interés por comprenderla.
El qué
significa o representa es otro elemento de interés que la obra plástica debe
contener. Cuanto más profundo y razonable sea su significación, más intensa la sed
por encontrar las razones que lo justifican.
Para
que la obra adquiera valor intelectual, debe mostrar razones constantes en
equilibrio con las justificaciones propias del autor, de no establecerse esta
concordancia, las razones del autor marginarían a quienes esperan de una
justificación constante.
El
intelecto humano se interesa por el misterio de lo desconocido. Aquello que se
conoce no motiva a buscar más. Lo que estimula a la voluntad a emprender en
libertad el proceso de consecución del conocimiento es lo que ignora, por la
sencilla razón de que la capacidad intelectual se satisface con la noción y
todo aquello que contenga una razón se transforma en objeto de interés a la
inteligencia humana.
El
artista debe asumir una misión educativa en su labor creativa para que su obra
adquiera un interés duradero. No es necesario que se transforme en el cronista
de los sucesos contemporáneos, eso quizá lo hagan mejor los reporteros, pero sí
debe conectar su obra con las necesidades propias de su momento y lugar,
ayudando a resolverlas o proponiendo soluciones.
Hay
quienes piensan que el reclamo es suficiente para solucionar las cosas. El
famoso teólogo inglés W. G. Ward (1812-1882) lo pone de este modo: “El
pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista
ajusta las velas”.
Se
publicita mucho la protesta, el “arte contra”, el “anti-cultura”, el “arte
protesta”, y en algunos casos se han logrado obras de exquisita elegancia como
“Imagine” de John Lennon, o la ópera
Nabucco de Giuseppe Verdi, y el Guernica de
Picasso, obra prohibida durante el régimen de Franco, porque denunciaba los
desastres de la guerra.
Sin menospreciar en ningún modo esta postura, considero que es más
conveniente para el desarrollo artístico un arte “pro-solución” que un arte
“contra-defecto”.
Acusar un error es fácil, todo el mundo puede hacerlo, ofrecer
soluciones adecuadas no lo es tanto,
solo una es necesaria, la acertada. Para llegar a esa única solución, en
ocasiones se precisa del esfuerzo en discernir de entre las tantas otras
posibilidades insuficientes y no todos están dispuestos a asumir ese trabajo.
Un arte inteligente es aquel que colabora ofreciendo soluciones, y el
apreciador del arte, debería examinar el significado de los conceptos para
evaluar si la propuesta ofrecida puede ser, o no ser considerada inteligente.
k-Valor motivacional
Quién
no se ha preguntado frente a un cuadro,
¿cómo habrá hecho esto el pintor? Esa incógnita es una inyección de
vitamina motivacional. En esa circunstancia el observador busca el dominio
sobre la habilidad manifiesta, o simplemente admira la habilidad de quien lo ha
conseguido, pero ese es un factor de importancia en el captar la atención del
observador y por lo tanto, es un objeto de valor. Cuanto más contenido o cuantas más demostraciones del dominio
sobre las habilidades manifieste el trabajo, mayor será su atractivo.
Motivar
a hacer está ligado con la voluntad e interés que despierta una necesidad
válida justa y adecuada, lo que obliga a despertar la excitación por descubrir
necesidades. Este sistema operativo exige eliminar fronteras, erradicar
rutinas, ampliar horizontes y conquistar nuevos mundos y en ese aspecto la
libertad de optar por lo que es legítimo, absoluto y eterno se transforma en un
deber.
El
derrumbe de fronteras sin validez justicia y respeto, es abrirse a la invasión
del contrario. El erradicar rutinas sin validez justicia y respeto, se
transforma en flojera indisciplinada o en anarquismo; el ampliar horizontes y
conquistar nuevos mundos sin validez justicia y dominio, es asumir
responsabilidades imposibles de cumplir y eso no motiva a la voluntad, todo lo
contrario, la frustra e inhibe.
La
disciplina en el ejercicio de establecerse metas a lograr y cumplirlas, se transforma en aliciente para la voluntad
de una rutina.
El
artista ha de fijarse nuevos logros en cada uno de los aspectos de valor
contenidos en las artes plásticas:
1-Temas
más adecuados, ajustados y desarrollados.
2-Composiciones
en equilibrio.
3-Grafica
con más destreza y precisión.
4-Tonos
más variados y adecuados.
5-Cromatismos
más ricos en cantidad y mejor ajustados al orden pretendido.
6-Oficio
de mejor calidad en tecnicismos e improvisaciones.
7-Comunicación
más clara y sugerente.
8-La
inmediata identificación de su origen.
9-Una
dosis superior de contenido emocional, intelectual y motivacional.
10-La
pretensión de lo acertado, lo adecuado y lo máximo en cada consecución,
desarrolla la motivación de la fuerza de voluntad para crear en armonía.
El
evaluador de una obra de arte debe examinar y analizar el contenido
motivacional del trabajo en estudio.
l-Armonía
La
armónica interrelación de las dualidades: trascendente y personal, precisión y
destreza, alto y bajo contraste, colores calidos y fríos, experiencia y experimentación, objetividad y
subjetividad, refinamiento e ingenuidad,
sumadas al contenido emocional, intelectual y motivacional, conforman en su
justa medida los aspectos de valor de las artes plásticas.
Esto no
resta importancia a quien decide dedicarse a la maduración extrema de una de
estas diez particularidades. Así como en una orquesta cada maestro de su
instrumento puede realizar logros extremos en importancia, un pintor también
puede lograr el máximo de una de estas características.
Se han
realizado obras supremas en alguno de estos fragmentos que han logrado ser
reconocidas por su valor durante
generaciones, pero son pocas las que alcanzan la categoría de lo supremo en
todas sus particularidades, lo que nos obliga a pensar que el arte aún tiene
mucho que demostrar.
VALOR
|
PREFERENTE
|
AGREGADO
|
1-Temático
2-Compositivo
3-Gráfico
4-Tonal
5-
Cromático
6-
Profesional técnico
7-
Comunicación
8-Originalidad
9-Emocional,
Intelectual y Motivacional
10-Armonia
|
Universal
Trascendente.
En
Idea Tiempo importancia.
Precisión
en Cantidad de trazos.
Altos
contrastes, duros, centro focal.
Colores
cálidos.
Depuración.
Objetiva
concreta.
Refinada.
Necesario,
Justo, Adecuado.
Entre
las dualidades propositivas.
|
Individual Actual.
En
Imagen Espacio orden.
Destreza
en Variedad de trazos.
Bajos
contrastes, blandos, periferia.
Colores
fríos.
Improvisación
Subjetiva
alusiva.
Habitual.
Máximo,
Valido, Completo.
Y las
dualidades constructivas.
|
La
totalidad de estas preferencias podríamos llamarlo el Ideal de la Creación, lo
que no impide al autor asumir el desarrollo de solo alguna de ellas. En tanto
el arte se aproxime a su constitución máxima, mayor en cantidad y duración será
la admiración que reciba del conjunto.
A
continuación paso a ofrecer una ficha de evaluación utilizada por los
estudiantes de la Facultad en la que di clases, y que sirve de referente para
validar aspectos de la obra, sin que esta quede al arbitrio de las preferencias
del observador. Esta es una ficha profesional, claro que en la apreciación,
todo está sujeto a las necesidades propias del observador, pero entre
profesionales podemos emitir un juicio más justo si evaluamos las
características de valor anteriormente estipuladas.
EVALUACIÓN DE
LAS OBRAS DE
ARTES PLÁSTICAS SEGÚN MARTÍN SORIA
1-TEMATICA
Valida siempre y para todos_______________________________________________
Valida para el
autor______________________________________________________
2-COMPOSICION
En
idea________________________________________________________________
En
imagen_____________________________________________________________
3-GRAFICA
Precisión_______________________________________________________________
Destreza_______________________________________________________________
4-TONO
Ordenamiento tonal por contrastes
__________________________________________
Ordenamiento tonal
lumínico_______________________________________________
5-CROMATISMO
Riqueza y variación de matices ajustados a la
luz_______________________________
Riqueza y variedad de matices ajustados al orden predeterminado del
autor__________
6-OFICIO
Depurado _____________________________________________________________
Inmediato______________________________________________________________
7-COMUNICACIÓN
Objetiva_______________________________________________________________
Subjetiva_______________________________________________________________
8-ORIGINALIDAD
Refinada_______________________________________________________________
Vulgar_________________________________________________________________
9- SENSIBILIDAD- EMOCIÓN
Captó la máxima necesidad valida constante y
absoluta__________________________
Captó la necesidad propia del momento y relativa a su apreciación
personal__________
10-SIGNIFICACIÓN- INTELECTO
Significación valida constante ______________________________________________
Significación valida
fragmentaria___________________________________________
11-MOTIVACIÓN-VOLUNTAD
Es un trabajo
ejemplar____________________________________________________
Es un trabajo sin elementos ejemplares_______________________________________
12-ARMONIA
¿Existe un alto porcentaje de armónicas relaciones
entre sus dualidades o no?
En cuantas de las 11 evaluaciones podemos decir que
existe una armónica relación
entre sus
paridades?_____________________________________________________