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miércoles, 6 de marzo de 2013



Valores contenidos en las Artes Plásticas

Plástico, desde la perspectiva de la tradición, significa algo moldeable, algo producto de la mezcla entre un polvo y un aglutinante, como la pintura, compuesta por pigmento (polvo) y aceite (aglutinante) o, como la escultura o la arquitectura que utilizan agua y tierra, cemento o yeso. Tradicionalmente se han designado a estas tres artes como plásticas, por los medios que utiliza cada una de ellas. En la actualidad se han incluido otras modalidades integrándolas dentro de lo que se denomina artes visuales.
Las exigencias de las artes plásticas propiamente tal, se diferencian de otras manifestaciones en las que se utilizan medios distintos de los meramente plásticos, por eso vamos a concentrarnos en el estudio de los valores propiamente plásticos de acuerdo a la tradición.

Las artes plásticas contienen ciertos atributos de valor que es importante descubrir y conocer para poder evaluar  cada una de ellas en su justa medida. Lo normal frente a la evaluación de una propuesta plástica es llegar a la conclusión de que agrada o desagrada, pero el juicio del “me gusta o no me gusta” debe responder a alguna razón por todos compartida, de lo contrario, queda cualquier obra al arbitrio de cualquier evaluación.

Si observamos colecciones de los profesionales podemos advertir en ellas cierto parecido, a lo que se le suele denominar “gusto”. Claro que podemos discutir entre la determinación del buen gusto y del mal gusto. Pero lo que no se puede negar es que uno es mayoritariamente aceptado siempre, y el otro es solo bueno durante un tiempo para un grupo, o para uno. Lo que no quiere decir que el buen o mal gusto sean determinados exclusivamente por  la mayoría, no. El buen gusto corresponde siempre con las máximas necesidades válidas y el mal gusto se margina de ellas. Obviamente las máximas necesidades validas en importancia atañen a la globalidad, pero en ocasiones la globalidad es la más alejada de las máximas necesidades validas.
Este criterio en el coleccionar supremacías, en ocasiones responde a ciertas razones de formación particular  y en otras es fruto del sexto sentido, o de la intuición de quien adquiere las obras.

El coleccionista evalúa y discierne de entre los dominios tradicionales del oficio plástico y elige las constantes aceptadas por las preferencias del mercado. Mercado que no siempre está ligado a los valores del oficio.

La libertad irrestricta en preferencias y orientaciones ha gestado un medio totalmente marginado de la autenticidad, incluso se niega que lo justo exista, o que debamos cumplir con algún orden, a pesar de que la ciencia nos demuestra y certifica todo lo contrario una y otra vez.

Los griegos buscaron el canon de perfección, las medidas exactas, las proporciones adecuadas. Los romanos esperaban en la república el modelo ideal del ordenamiento público. La revolución francesa abogó por el derecho a las libertades que permitieran ser a las personas, en igualdad y confraternidad.
La filosofía  y la ciencia de los últimos tres siglos se orientó hacia el encuentro de las máximas razones válidas siempre y para todos. ¿Cómo entonces negar esta constante necesidad por lo absoluto diciendo que no existe solución que satisfaga dicha necesidad? Si no existe necesidad que no tenga solución. Lo considerado necesario es porque se necesita, y si se necesita está ahí para descubrirlo y aplicarlo. Claro que debemos distinguir entre necesidad y sueño.

Se necesita aquello que se ajusta al existir y bajo esta perspectiva, lo primero para existir es la función. El ser humano está capacitado con los argumentos necesarios para descubrir cual es su autentica y verdadera función, ese es su primer deber si es que quiere disfrutar del beneficio de su cumplimiento.
El arte es uno de los mejores medios, sino el mejor, para desarrollar la creatividad y la apreciación, que son los instrumentos necesarios en la concentración exigida para descubrir su verdadera finalidad.

Los coleccionistas de arte saben que se encuentran frente a obras realizadas por manos y conciencias especiales, por eso las adquieren.
Lo que motiva al experto son aspectos propios del oficio que todo profesional debe saber y depurar hasta lo máximo, porque la maduración de los oficios es precisamente lo que certifica la calidad de los artistas.

Al proponer una obra, el autor selecciona de entre las alternativas a su alcance y decide optar por la que considera valida, justa o adecuada. La estimación debe estar fundamentada en algún parámetro rector comparativo que le justifique las razones de su decisión. Si el autor desconoce las razones que validan cierto tema a proponer, tomará cualquier decisión. Pero si el autor es maduro en el entendimiento de los significados e importancia de ciertos temas, seguramente va a tomar una decisión más útil y gratificante.
Esa opción es libre, pero la repercusión del trabajo no lo es. El efecto que contiene más interés, más contenido emocional y más habilidades, siempre va a superar en estímulos al objeto que contiene menos elementos de interés, menos contenido emocional, o menos utilidad.

En el medio se puede hacer lo que se quiere, dentro de los límites de la legalidad, pero no se puede pretender la exigencia del aprecio por aquellos objetos sin un mínimo nivel de excelencia y supremacía, porque en ese caso estaríamos exigiendo la igualdad entre lo vulgar y lo excelente. No se debe insistir en la discriminación de las personas porque se rechacen sus postulados. Y no se debe permitir el descalificar o devaluar a los de arriba, cuando están en esa posición por los beneficios de sus méritos.

La corrupción existe y con ella la indignación, pero también existe en paralelo el esfuerzo trabajador del emprendedor que con prudencia, firmeza, y templanza logra la cima de sus conquistas, y a ese no se le puede, ni debe tratar de igual manera que al delincuente, porque de tratarlo de igual modo estaríamos cometiendo un acto injusto, el delito de mentir ante la justicia. Y
mentir es en sí un acto de corrupción.
Recordemos que apreciar es dar o recibir valor. Eso es diferente a dar o recibir acusaciones o reclamos. El valor permanece, el reclamo se desvanece. Vamos a explicar a continuación cuales son los valores contenidos en las artes plásticas.

a-Valor temático

Para que el tema adquiera valor es necesario equilibrar en la proposición los contenidos universales y personales para que se manifiesten en su justa medida. Proposición y consecución han de compartir la excelencia en lo importante y necesario.
Toda proposición contiene en su planteamiento un valor temático. Cuando se menciona esta palabra “tema” se nos viene a la memoria el cuento de una historia, el contenido lectivo de lo que se comunica.
Esto en ocasiones es necesario y en otras no. Tanto el motivo, como el tema o el plan son necesidades propositivas que podemos encerrar en el concepto “tema.” Entendemos por tema la necesidad creativa,  el motivo que nos impulsa a hacer, ya sea el de contar algo o el de realizarlo simplemente por el degustar de lo que se hace. Ambos casos responden a una exigencia productiva y esa necesidad ya es un tema en sí.
En ese –producir- existen contenidos aspectos de valor que es necesario  descubrir y conocer.

Puesto que todo acto contiene intencionalidad, significación y poder, todo acto creado denota  y revela la responsabilidad del estar hecho (ser un acto), el testimonio que justifica su razón de ser (ser un significado) y el valor de satisfacer (ser una intención) a la necesidad originaria que lo propuso.  
El acto, por lo tanto, vale en si mismo para algo que satisface en algún momento a alguien, al mismo tiempo que manifiesta que fue en si mismo consecuencia del valor esperado por la intencionalidad de quien lo originó.

El producto puede satisfacer al autor, o puede satisfacer a los espectadores. Cuando se pretende satisfacer en exclusiva al autor, éste debe asumirlo, así como cuando se pretende satisfacer al observador. La apreciación de uno es distinta a la apreciación de varios. Pero ninguna de las dos es comparable con la satisfacción del máximo, y en especial con la satisfacción del Todo.

En la concepción del tema, el autor debe considerar aspectos personales así como también aspectos universales. Los aspectos de valor personal deben ajustarse a los aspectos de valor universal. Lo válido para uno ha de ser también válido siempre y para todos. El cumplimiento de la máxima necesidad valida siempre y para Todo, conecta al uno con el Todo y al Todo con uno, de ese modo se hace justa la proposición.

Existen proposiciones trascendentes que por ser siempre y por todos preferidas, permanecen en la búsqueda de los humanos, por ejemplo: la familia, la educación, el crecimiento, la reproducción, el dominio sobre las habilidades, la piedad de una madre, la lealtad del hijo o la muerte.

Todos nacemos crecemos y actuamos, pero hacemos cosas distintas porque somos únicos. Únicos en la diversidad  e iguales en la funcionamiento.
Estas pretensiones de la especie son esperadas por cada humano y por ser recíprocas son identificables y reconocibles. Reconocemos los nacimientos cuando hemos sido padres, y frente a una representación del mismo se acumulan todos los sentimientos de nuestro paternazgo, lo que transforma a la imagen del nacimiento en un objeto conmovedor. Lo mismo ocurre con la imagen de la esperanza en la seguridad de la mujer o con la pretensión del riesgo en la conquista del hombre.
Pero no solo estas imágenes contienen aspectos conmovedores, también podemos emocionarnos con colores que despiertan  recuerdos de infancia o que asociamos con algún aspecto de nuestra naturaleza, o que simplemente esperamos por disfrutar de sus procedimientos, texturas, o sorpresas que demuestren un atractivo.

La unicidad es un aspecto complementario de la universalidad.
Todos comemos, pero tenemos gustos distintos, todos nos comunicamos pero intercambiamos contenidos diferentes, todos esperamos un ideal, pero cada uno asume el ideal que más le acomoda. Somos iguales en capacidades y diferentes en su desarrollo, iguales en habilidades y diferentes en su desempeño, iguales en deberes y distintos en su cumplimiento.

El valor temático se desprende de esta reciprocidad entre el contenido emocional significativo similar del objeto y la sensibilidad, conocimiento o motivación del que lo aprecia, estableciéndose concordia entre ambos. La exigencia del valor es siempre la misma, conseguir lo máximo valido para todos es decir, lograr la experiencia de lo pleno, lo justo, y lo completo en cada obra de arte, ese es el ideal absoluto del valor. Pero no todos estamos en la misma reciprocidad. Desgraciadamente son muy pocos los que aceptan compartir el ideal del valor y muchos los que lo ignoran, lo que nos lleva incluso a poner en duda la garantía de lo ordenado.

Idealmente, en el arte se debería representar un tema de características universales pero que denote la particularidad del autor que lo plantea. Aquellos temas trascendentes o constantes van a despertar el apetito de la mayoría por descubrirlos, entenderlos y apreciarlos en su más profunda dimensión.

El artista que prioriza la realización de comunicados trascendentes en los que deja plasmada su particularidad, adquiere la respuesta mayoritaria que le posibilita el entendimiento de las constantes en ese determinado tema, lo que ayuda a madurar en el sentido de lo auténtico.

A la hora de evaluar una temática, el observador debe comparar la profundidad del contenido, la justificación del mismo y el nivel de maduración en la proposición temática. Por ejemplo, el beso es un instrumento vincular que a los occidentales les producen una serie de asociaciones o  imágenes distintas a lo que les produce a los orientales, y también es sabido que produce distintos estados emocionales en el adolescente que en el anciano.
Esto imprime en la composición del tema la provocación de una recepción distinta  si se utiliza la imagen del beso entre dos adolescentes que si se utilizan a dos infantes, o dos ancianos.
Esta proposición es emblemática, pero el significado es de distinto rango en uno u otro caso. Frente al tema, el más dotado en experiencia quizá piense que el beso adolescente tiene más poder de despertar el interés emocional entre jóvenes y no tan jóvenes que el beso entre dos niños de siete años, esa evaluación ha de determinarla el autor de la obra haciendo uso de su discernimiento y recursos de experiencia.

El valor temático espera reciprocidad emocional al máximo. El espectador cuando asiste a una exposición de arte espera encantarse, hechizarse y asombrarse. En ningún caso volvería a la exposición de algo desagradable, que no se justifica y que lo puede ver en cualquier parte.
La elección del tema exige cultura, sabiduría y recursos en la experiencia de vida. Por eso dicen que el mejor arte sale no de entre las cañas, sino de entre las canas.

b-Valor compositivo

Para que una composición despierte el interés y  adquiera valor, es necesario que entre la composición de la idea y la presentación de la imagen se establezcan armonías ordenadas en su justa medida. Una buena composición reúne aspectos de significación en su propuesta y aspectos de orden en su estructura o imagen. Orden y ajustes que signifiquen lo que un buen concepto pueda transmitir.

Al componer una proposición se utilizan  aspectos de interés mental y espacios físicos en donde ubicar las proporciones de la imagen. Incluso en composiciones de manchas o texturas, se reparten éstas de manera equitativa, en algunos casos, mediante relaciones de simetría y en otros casos, mediante la repartición ecuánime de texturas, trazos o colores. En cualquier caso, se pretende ordenar imágenes en un espacio para que se sienta el acomodo de las mismas.

Tradicionalmente se han utilizado reglas como la composición áurea para compensar aspectos de interés, pero esta labor tendría poco sentido si la imagen no ha sido previamente lo suficientemente bien evaluada; por lo tanto, en la composición intervienen aspectos de valor en tiempo; el necesario para concebir una imagen meritoria, y en espacio, para ordenar las imágenes, tonos y colores.
Una mirada a la composición debería considerar si el autor ha pensado bien la imagen y si la ha ofrecido con el protagonismo que merece y en el lugar donde mejor se acomoda.

c-Valor gráfico

Para que la proposición adquiera un valor gráfico, es preciso equiparar los aspectos de precisión y destreza en la representación gráfica de las formas.
Cualquier representación plástica contiene aspectos gráficos, ya provengan estos de pinceladas, trazos o líneas construidas, o producidas por la unión de superficies. Al dibujar se manifiestan dos aspectos a considerar: por un lado el de la precisión y por otro, el de la destreza con la cual se precisa. Los renacentistas intuían apreciable esta dualidad  y practicaron con éxito su dupla. Velázquez, Rubens, Frans Hals son algunos expertos en ser precisos al mismo tiempo que diestros en su gráfica.

d-Valor tonal

El valor tonal exige de la armónica relación entre las dualidades de los contrastes duros con los contrastes blandos, de los claros con los oscuros. La precisión de la forma en la pintura ha de estar supeditada a la construcción del volumen de la misma, si es que se pretende representar la tridimensionalidad de un cuerpo. Por supuesto que se pueden mostrar superficies planas, pero en ese caso perdería la obra la posibilidad de adquirir un valor tonal.

El arte es una manifestación libre y voluntaria en su presentación, pero en su apreciación existen ciertas reglas que no solo por hacer uso de libertad se establecen. Apreciar es dar o recibir el valor de lo creado y si lo creado con libertad carece de los valores que el apreciador espera, este no lo va apreciar.

Entre los valores tonales podemos distinguir la justa medida entre los altos y bajos contrastes, entre los claros y los oscuros, entre las diferencias e igualdades tonales. Recordemos que cuando hablamos de tono, nos estamos refiriendo al grado de claro oscuro que contiene un color, no nos referimos al color en sí, sino a la intensidad de luz que de este se desprende.

Una obra va a despertar más interés tonal, cuanto más diferencias existan en perfecta armonía con los efectos de la luz, o cuando mejor haya ajustado el autor las diferencias tonales dentro de un rango.
Cuanto más estrecho es el rango entre las variables tonales, más difícil es enriquecer con tonos su realización y por lo tanto, mayor es el atractivo para quienes lo aprecian. Esto es similar a la realización de las medallas o monedas, cuanto más bajo es su relieve, existen mayores dificultades en la realización de sus volúmenes y su consecución resulta ser más apreciada.

e-Valor cromático

De la armónica interrelación entre los colores de tendencia cálida y fría se desprende el interés cromático por la obra.

Una proposición pictórica debe mostrar la armónica relación entre sus diferencias cromáticas, siendo éstas lo más ajustadas a la necesidad del espectador. Por naturaleza se tiende a concordar con los estados medios en la intensidad de los colores. Los colores extremos en intensidad despiertan la sorpresa del que los observa, pero con el tiempo esa sorpresa se trasforma en cansancio. Por esta razón, los artistas buscan el acomodo entre las intensidades de color. El elemento sorpresa es importante para captar la atención en primera instancia, pero la tensión de una sorpresa sostenida en el tiempo agota. Un cuadro adquiere valor cromático cuando el elemento sorpresa del color está supeditado al acomodo general de lo que le circunda.

f-Valor por oficio

Oficio es el dominio de una técnica y técnica es un hábito repetido. Sobre este entendimiento podemos imaginar que en el oficio existen aspectos de  depuración y aspectos de inmediatez que deben acomodarse en una justa mesura. Existen los experimentados profesionales y los autodidactas experimentales, similares en el texto pero profunda y radicalmente diferentes.

La obra experimental no contiene los tecnicismos del experimentado oficio y la depuración del oficio carece de lo fortuito experimental. Ni lo demasiado crudo, ni lo demasiado técnico satisfacen el interés constante. Generalmente el intercambio de porciones depuradas con porciones inmediatas resulta ser más interesante y atractivo en una obra de arte.
Oficio implica dominio y bajo esa premisa es bueno que la obra manifieste ese dominio sobre lo esencial así como también sobre lo casual.
g-Valor comunicativo

La comunicación adquiere valor al contener en equilibrio la claridad de lo objetivo con el ensueño de lo subjetivo.
El objeto creado ha de significar, emocionar y motivar la atención del espectador a disfrutarlo, pero si el último no reconoce por completo la proposición, su atención se reducirá al gozo de las fracciones, ya sean formas, colores o texturas. Un fragmento en la emisión no garantiza la comprensión de la totalidad y sin reconocimiento total no se establece comunicación.

En la comunicación se constituye un intercambio objetivo-subjetivo.  En ocasiones la objetividad es tan extrema que no deja lugar a la subjetividad y se deja al observador a la espera de algo más que lo meramente informativo. En otras ocasiones se es tan subjetivo que el espectador no entiende la realidad del mensaje. El dialogo ha de llegar, pero también debe recibirse.

Para que una obra adquiera valor en el diálogo que establece con el apreciador, esta debe contener aspectos objetivos y aspectos subjetivos en su justa medida.

h-Valor por su originalidad

En este espacio es necesario advertir de las diferencias entre el significado de lo original versus lo novedoso, porque en ocasiones se tiende a confundir. Lo novedoso es algo nuevo y lo original es aquello que pertenece a un origen y por lo mismo se identifica referente al mismo. Por ejemplo, los cuadros de Francis Bacon se reconocen porque reúnen las características típicas de su quehacer. Por supuesto que en su momento fueron novedosos, pero ahora ya no lo son y siguen siendo reconocidos como originales de Bacon.

El autor debe ser reconocido por las características que lo distinguen, no porque cada cuadro sea distinto al anterior. Dentro de esta particularidad existe un aspecto de refinamiento y otro de experimentación o descuido, lo atractivo de estas dos maneras de mostrarse es que ambas se ajusten en la paridad. Si la obra es demasiado refinada, o si es demasiado ingenua o descuidada puede desinteresar al espectador.
El ser humano es el mejor reflejo de originalidad, no hay nada en él que se repita y nada en él que le sea ajeno. Cada porción se reconoce suya en la individualidad de su diferenciación. Así debe ser el artista distinto por ser único pero reconocido por su calidad artística.
i-Valor emocional

Emoción es la capacidad sensible que nos permite captar y retribuir. Para que una obra adquiera valor emocional ha de ser capaz de captar al espectador, pero también ha de retribuirle con elementos de interés que lo atraigan, sobrecojan o satisfagan, de esta armónica dualidad se desprende el valor emocional del contenido.

Una proposición artística debe inspirar al espectador, y asombrarlo para cautivarlo. Ese interés en ocasiones surge por el establecimiento de la correlatividad vincular emocional entre la obra y quien la observa. El despertar emocional puede basarse en simples sensaciones provenientes de la forma, del color, o de la mera presentación del objeto a observar (el marco, el ambiente y circunstancias en el que se muestra la obra).

Generalmente no se identifica aquello que establece esa correlatividad vincular. Se sabe que complace, pero no se suele saber el porqué, ya que cuando se descubre adquiere una razón que lo transforma en intelectual y deja así de ser un valor meramente sensible. Lo importante es que el objeto contenga ese elemento seductor que nos invite a admirarlo.

j-Valor intelectual

De igual manera que nos despierta el ánimo, la obra puede también despertar nuestro interés por comprenderla.
El qué significa o representa es otro elemento de interés que la obra plástica debe contener. Cuanto más profundo y razonable sea su significación, más intensa la sed por encontrar las razones que lo justifican.

Para que la obra adquiera valor intelectual, debe mostrar razones constantes en equilibrio con las justificaciones propias del autor, de no establecerse esta concordancia, las razones del autor marginarían a quienes esperan de una justificación constante.

El intelecto humano se interesa por el misterio de lo desconocido. Aquello que se conoce no motiva a buscar más. Lo que estimula a la voluntad a emprender en libertad el proceso de consecución del conocimiento es lo que ignora, por la sencilla razón de que la capacidad intelectual se satisface con la noción y todo aquello que contenga una razón se transforma en objeto de interés a la inteligencia humana.
El artista debe asumir una misión educativa en su labor creativa para que su obra adquiera un interés duradero. No es necesario que se transforme en el cronista de los sucesos contemporáneos, eso quizá lo hagan mejor los reporteros, pero sí debe conectar su obra con las necesidades propias de su momento y lugar, ayudando a resolverlas o proponiendo soluciones.

Hay quienes piensan que el reclamo es suficiente para solucionar las cosas. El famoso teólogo inglés W. G. Ward (1812-1882) lo pone de este modo: “El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas”.

Se publicita mucho la protesta, el “arte contra”, el “anti-cultura”, el “arte protesta”, y en algunos casos se han logrado obras de exquisita elegancia como “Imagine” de John Lennon, o  la ópera Nabucco de Giuseppe Verdi, y el Guernica de Picasso, obra prohibida durante el régimen de Franco, porque denunciaba los desastres de la guerra.

Sin menospreciar en ningún modo esta postura, considero que es más conveniente para el desarrollo artístico un arte “pro-solución” que un arte “contra-defecto”.

Acusar un error es fácil, todo el mundo puede hacerlo, ofrecer soluciones adecuadas no lo es tanto,  solo una es necesaria, la acertada. Para llegar a esa única solución, en ocasiones se precisa del esfuerzo en discernir de entre las tantas otras posibilidades insuficientes y no todos están dispuestos a asumir ese trabajo.

Un arte inteligente es aquel que colabora ofreciendo soluciones, y el apreciador del arte, debería examinar el significado de los conceptos para evaluar si la propuesta ofrecida puede ser, o no ser considerada inteligente.

k-Valor motivacional

Quién no se ha preguntado frente a un cuadro,  ¿cómo habrá hecho esto el pintor? Esa incógnita es una inyección de vitamina motivacional. En esa circunstancia el observador busca el dominio sobre la habilidad manifiesta, o simplemente admira la habilidad de quien lo ha conseguido, pero ese es un factor de importancia en el captar la atención del observador y por lo tanto, es un objeto de valor. Cuanto más contenido  o cuantas más demostraciones del dominio sobre las habilidades manifieste el trabajo, mayor será su atractivo.
Motivar a hacer está ligado con la voluntad e interés que despierta una necesidad válida justa y adecuada, lo que obliga a despertar la excitación por descubrir necesidades. Este sistema operativo exige eliminar fronteras, erradicar rutinas, ampliar horizontes y conquistar nuevos mundos y en ese aspecto la libertad de optar por lo que es legítimo, absoluto y eterno se transforma en un deber.

El derrumbe de fronteras sin validez justicia y respeto, es abrirse a la invasión del contrario. El erradicar rutinas sin validez justicia y respeto, se transforma en flojera indisciplinada o en anarquismo; el ampliar horizontes y conquistar nuevos mundos sin validez justicia y dominio, es asumir responsabilidades imposibles de cumplir y eso no motiva a la voluntad, todo lo contrario, la frustra e inhibe.
La disciplina en el ejercicio de establecerse metas a lograr y cumplirlas,  se transforma en aliciente para la voluntad de una rutina.

El artista ha de fijarse nuevos logros en cada uno de los aspectos de valor contenidos en las artes plásticas:
1-Temas más adecuados, ajustados y desarrollados.
2-Composiciones en equilibrio.
3-Grafica con más destreza y precisión.
4-Tonos más variados y adecuados.
5-Cromatismos más ricos en cantidad y mejor ajustados al orden pretendido.
6-Oficio de mejor calidad en tecnicismos e improvisaciones.
7-Comunicación más clara y sugerente.
8-La inmediata identificación de su origen.
9-Una dosis superior de contenido emocional, intelectual y motivacional.
10-La pretensión de lo acertado, lo adecuado y lo máximo en cada consecución, desarrolla la motivación de la fuerza de voluntad para crear en armonía.
El evaluador de una obra de arte debe examinar y analizar el contenido motivacional del trabajo en estudio.

l-Armonía

La armónica interrelación de las dualidades: trascendente y personal, precisión y destreza, alto y bajo contraste, colores calidos y fríos,  experiencia y experimentación, objetividad y subjetividad,  refinamiento e ingenuidad, sumadas al contenido emocional, intelectual y motivacional, conforman en su justa medida los aspectos de valor de las artes plásticas.
Esto no resta importancia a quien decide dedicarse a la maduración extrema de una de estas diez particularidades. Así como en una orquesta cada maestro de su instrumento puede realizar logros extremos en importancia, un pintor también puede lograr el máximo de una de estas características.
Se han realizado obras supremas en alguno de estos fragmentos que han logrado ser reconocidas  por su valor durante generaciones, pero son pocas las que alcanzan la categoría de lo supremo en todas sus particularidades, lo que nos obliga a pensar que el arte aún tiene mucho que demostrar.

         VALOR
    PREFERENTE
        AGREGADO
1-Temático
2-Compositivo

3-Gráfico

4-Tonal

5- Cromático
6- Profesional  técnico
7- Comunicación
8-Originalidad
9-Emocional, Intelectual y Motivacional
10-Armonia
Universal Trascendente.
En Idea Tiempo importancia.
Precisión en Cantidad de trazos.
Altos contrastes, duros, centro focal.
Colores cálidos.
Depuración.
Objetiva concreta.
Refinada.
Necesario, Justo, Adecuado.
Entre las dualidades propositivas.
Individual  Actual.
En Imagen Espacio orden.
Destreza en Variedad de trazos.
Bajos contrastes, blandos, periferia.
Colores fríos.
Improvisación
Subjetiva alusiva.
Habitual.
Máximo, Valido, Completo.
Y las dualidades constructivas.

La totalidad de estas preferencias podríamos llamarlo el Ideal de la Creación, lo que no impide al autor asumir el desarrollo de solo alguna de ellas. En tanto el arte se aproxime a su constitución máxima, mayor en cantidad y duración será la admiración que reciba del conjunto.

A continuación paso a ofrecer una ficha de evaluación utilizada por los estudiantes de la Facultad en la que di clases, y que sirve de referente para validar aspectos de la obra, sin que esta quede al arbitrio de las preferencias del observador. Esta es una ficha profesional, claro que en la apreciación, todo está sujeto a las necesidades propias del observador, pero entre profesionales podemos emitir un juicio más justo si evaluamos las características de valor anteriormente estipuladas.


EVALUACIÓN  DE  LAS  OBRAS  DE  ARTES PLÁSTICAS  SEGÚN   MARTÍN SORIA

1-TEMATICA      
Valida siempre y para todos_______________________________________________
Valida para el autor______________________________________________________

2-COMPOSICION 
 En idea________________________________________________________________
 En imagen_____________________________________________________________

3-GRAFICA  
Precisión_______________________________________________________________
Destreza_______________________________________________________________

4-TONO  
Ordenamiento tonal por contrastes __________________________________________
Ordenamiento tonal lumínico_______________________________________________

5-CROMATISMO 
Riqueza y variación de matices ajustados a la luz_______________________________
Riqueza y variedad de matices ajustados al orden predeterminado del autor__________

6-OFICIO 
Depurado _____________________________________________________________
Inmediato______________________________________________________________

7-COMUNICACIÓN 
Objetiva_______________________________________________________________
Subjetiva_______________________________________________________________

8-ORIGINALIDAD  
Refinada_______________________________________________________________
Vulgar_________________________________________________________________

9- SENSIBILIDAD- EMOCIÓN 
Captó la máxima necesidad valida constante y absoluta__________________________
Captó la necesidad propia del momento y relativa a su apreciación personal__________

10-SIGNIFICACIÓN- INTELECTO 
Significación valida constante ______________________________________________
Significación valida  fragmentaria___________________________________________

11-MOTIVACIÓN-VOLUNTAD
Es un trabajo ejemplar____________________________________________________
Es un trabajo sin elementos ejemplares_______________________________________

12-ARMONIA  
¿Existe un alto porcentaje de armónicas relaciones entre sus dualidades o no?         
En cuantas de las 11 evaluaciones podemos decir que existe una armónica relación
 entre sus paridades?_____________________________________________________